4.4.06
programa emitido el 30 de agosto de 2004
Un cadáver exisisto . Y toda la alcoba sufria con ojos llenos de alas. Uno, dos, tres, hasta cuatro hombres se veian sentados en la mesa. Cienes de plata maciza. Ellos discutian, escribian, se reian y se miraban en silencio... volvian a reir. La piel era tan tierna que salia integra. Una mujer con una naranja. Todas las gallinas temen a las zorras. Y uno de los hombres, el mas delgado, toma la fruta. Gallina lista. Gallo idiota. Listos los dos. Los dos idiotas. Y el jugo cae, chorrea, mancha la hoja. ¡Dios mio! Se amaban ante los ojos de los químicos. La tinta se corre, nadie se fija. El y ella salen de la habitación. Niña, deja que levante tu vestido para verte. Abre en mis dedos la rosa azul de tu vientre. Se escucuchan ruidos. Ellos los ignoran. Se oyen gritos. Ellos... Satiro de estrellas bajas con sus lenguas relucientes. Antes de que la vela se apague se prende un cigarro. Era importado. Se acaba. Es tiempo. Vuelven a gritar. Llega una brisa llena de nudos ideales. La noche se hace eterna, es larga, lenta, corre pesada como la miel de aquel arbol. Las puertas estan cerradas. El decide volver. Se sienta, lo miran, lo huelen. Es de noche, no hay gente en la carrtera. Perdio tiempo pero lo esperaron para teminar. Saben el placer que le provoca sentirse que es dueño de ese final. Jamas ire a besarte. Tu me estas esperando.Ya esta. Ha finalizado. Otra obra terminada. La noche quieta siempre... La noche muerta y alta. Lo leen y sonríen, como si hubiera algo detrás de esas palabras. Ella lo oye. No entiende nada. Entre la espuma de la sabanas se perdia su cabellera.
Calavera de muerto atmosferico sodomizando a un piano de cola
Un cadáver exisisto . Y toda la alcoba sufria con ojos llenos de alas. Uno, dos, tres, hasta cuatro hombres se veian sentados en la mesa. Cienes de plata maciza. Ellos discutian, escribian, se reian y se miraban en silencio... volvian a reir. La piel era tan tierna que salia integra. Una mujer con una naranja. Todas las gallinas temen a las zorras. Y uno de los hombres, el mas delgado, toma la fruta. Gallina lista. Gallo idiota. Listos los dos. Los dos idiotas. Y el jugo cae, chorrea, mancha la hoja. ¡Dios mio! Se amaban ante los ojos de los químicos. La tinta se corre, nadie se fija. El y ella salen de la habitación. Niña, deja que levante tu vestido para verte. Abre en mis dedos la rosa azul de tu vientre. Se escucuchan ruidos. Ellos los ignoran. Se oyen gritos. Ellos... Satiro de estrellas bajas con sus lenguas relucientes. Antes de que la vela se apague se prende un cigarro. Era importado. Se acaba. Es tiempo. Vuelven a gritar. Llega una brisa llena de nudos ideales. La noche se hace eterna, es larga, lenta, corre pesada como la miel de aquel arbol. Las puertas estan cerradas. El decide volver. Se sienta, lo miran, lo huelen. Es de noche, no hay gente en la carrtera. Perdio tiempo pero lo esperaron para teminar. Saben el placer que le provoca sentirse que es dueño de ese final. Jamas ire a besarte. Tu me estas esperando.Ya esta. Ha finalizado. Otra obra terminada. La noche quieta siempre... La noche muerta y alta. Lo leen y sonríen, como si hubiera algo detrás de esas palabras. Ella lo oye. No entiende nada. Entre la espuma de la sabanas se perdia su cabellera.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)